sábado, 25 de febrero de 2012

La música de Mark Lanegan

Por fin, tras casi una década dedicado a colaboraciones varias, Mark Lanegan ha decidido continuar su carrera en solitario. Como le he metido muy pocas escuchas a este “Blues Funeral”, no estoy preparado para emitir un juicio de valor. Mis relaciones con los discos de este hombre suelen ser largas así que no hay razón para tener prisa. De todas formas, me apetece dedicarle una entrada al amigo Mark.

Mark Lanegan Poster by Rhys Cooper

Como buen nerd musical, siempre me han resultado interesantes las entrevistas centradas en analizar las raíces musicales del artista de turno, puesto que son medios perfectos para descubrir referencias. Coincidiendo con las tareas de promoción del reciente lanzamiento, en la web The Quietus retaron a Lanegan a descubrir sus 13 discos más escuchados y éste fue el resultado:

The Gun Club - "Miami" (1982)
Joy Division - "Closer" (1980)
Roxy Music - "Country Life" (1974)
The Bee Gees - "Trafalgar" (1971)
The Flesh Eaters - "A Moment To Pray, A Second To Die" (1981)
Fabrizio de Andre - "Canzoni" (1974)
Kraftwerk - "Radioactivity" (1975)
John Renbourn - "Faro Annie" (1971)
The Leather Nun - "Force Of Habit" (1987)
John Cale - "Paris 1919" (1973)
Crime And The City Solution - "Shine" (1988)
The New Christs - "Distemper" (1989)
New Order - "Low Life" (1985)

Cuando uno piensa en Mark Lanegan, ya sea como frontman en la psicodelia grunge de los Screaming Trees, como cantautor de folk torturado ó como artista invitado de unos Queens of the stone age, pocos serán los que se imaginen un artista que se pasa el día escuchando Bee Gees,  New Order o Kraftwerk.

Sin embargo, no hay que alarmarse demasiado puesto que la causa de esta sorpresiva lista no es otra que la saturación. Lanegan explicaMark Lanegan by Sam Holden que actualmente hay muchos discos, que aunque siendo obras maestras incontestables, ha tenido que dejar de poner debido a un exceso de escuchas a lo largo de los años. Típico síndrome de freak musical.

Una lista mucho más “predecible” es esta que encontré hace unos años, no recuerdo en donde, y en la que se conjugan desde la psicodelia y el underground, hasta el punk crujiente y garajero, pasando por algún insigne cantautor:

Johnny Cash - "Orange Blossom Special" (1965)
The Saints - "Eternally Yours" (1978)
Iggy and the Stooges - "Raw Power" (1973)
Tim Buckley - "Starsailor" (1970)
Angst - "Mending Wall" (1986)
Hüsker Dü - "Zen Arcade" (1984)
AC/DC - "Powerage" (1978)
The Gun Club - "Fire of Love" (1981)
Lou Reed - "Transformer" (1972)
New York Dolls - "Too Much Too Soon" (1974)
13th Floor Elevators - "Easter Everywhere" (1967)
Ramones - "Ramones" (1976)

Entre ambos listados se aprecia una única repetición, The Gun Club, de su ídolo y amigo Jeffrey Lee Pierce. Aún tratándose de discos distintos, ambos forman parte de esa ignición inicial con la que la banda sentó las bases de como se debía hacer sonar el blues desde una perspectiva punk a principios de los ochenta.

Mark Lanegan and Jeffrey Lee Pierce

En el capítulo de ausencias me ha parecido destacable una mayor profusión en discos psicodélicos, lo cual hace pensar en los hermanos Conner como impulsores del sonido más trípico en Screaming Trees (el delicioso proyecto Microdot Gnome también invita a pensar en esta dirección) ó la ausencia de un número mayor de cantautores que inspirasen su época folk, aquella que durante finales de los 90 desarrolló con maestría de la mano de Mike Johnson (¿alguien sabe qué fue de este hombre?).

Las listas no presentan ninguna referencia posterior aMark Lanegan by Danny Clinch 1989, lo cual no quita para que resulte llamativa la falta de discos relacionados con la marisma musical seateliana de principios de los noventa: parece que en aquellos momentos Lanegan ya se sentía satisfecho escarbando entre sus viejos discos.

Mark Lanegan es uno de mis artistas de cabecera. Es difícil encontrar a día de hoy un músico con una carrera más coherente y ciertamente heterogénea. Músico y amante de la música.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Cine 2ª G.M.: Auswitch

Siguiendo con la revisión del cine relacionado con la segunda guerra mundial, en estaCartel - La Zona Gris ocasión nos adentramos en los execrables campos de concentración nazis.

La zona gris”, película de 2001, centra su acción entorno a los últimos días/semanas de vida del decimosegundo Sonderkommando que trabajó en Auswitch Birkenau, y que a la postre protagonizaron el único intento de revuelta a gran escala dentro de dicho campo de concentración. Los componentes de estos grupos de trabajo estaban encargados de las penosas tareas desarrolladas en las cámaras de gas y en los crematorios de cadáveres, si bien es cierto que por ello recibían un trato de privilegio. Era bien sabido entre los habitantes de los Lager que los nazis, con la idea de borrar pruebas, ejecutaban a los componentes de dichos grupos de trabajo tras un periodo difícilmente superior a cuatro meses.

El director/actor de origen judío Tim Blake Nelson, cuya familia fue víctima de la persecución nazi, dirigió este film tras varios años de empecinamiento personal, fascinado por elHarvey Keitel - La Zona Gris particular dilema en el que se encontraron los componentes de los Sonderkommandos: instigar la matanza ó morir.

El filme consigue generar un aura totalmente áspera y realista que sin concesiones presenta un conjunto de hombres asolados, sobriamente interpretados por actores de la talla de Steve Buscemi, Harvey Keitel (que además de actor, ejerce tareas de producción) ó Allan Corduner, que se encarga de dar vida al Dr. Miklós Nyiszli, ayudante de Mengele en el campo de Auswitch y cuyo libro,  reflejando las experiencias de aquellos años,  pasa por ser el principal leitmotiv del film.

Ejecución - La Zona Gris

Tras acabar con la película, una sensación de pesadumbre y muchas preguntas se apoderaron de mí. Debido a ello, decidí profundizar más en el tema, y que mejor Primo Levimanera de hacerlo que rebuscando entre los autores referenciados por Tim Blake Nelson. Es por ello que decidí abrir las páginas del libro “Si esto es un hombre”.

Primo Levi era un joven italiano licenciado en química cuyas ideas antifascistas y su origen judío le provocaron el confinamiento en el campo de concentración de Monowice, dentro del complejo de Auschwitz. Su estancia duró menos de un año, y tras al liberación del campo el 27 de Enero de 1945 Primo consiguió volver a Italia, donde escribió una serie de novelas basadas en su experiencia.

Si algo hay que reconocerle a los nazis, es su estupenda gestión de los aspectos relativos a la propaganda. Conscientes de la importancia de evitar que las atrocidades desarrolladas llegasen a la opinión pública, existe poca documentación “oficial” de lo sucedido y ello provoca que este tipo de testimonios sean altamente relevantes.

Vías - Auschwitz

Alejado del victimismo, Primo Levi relata desde un punto de vista sereno e incluso frío, las características de la vida en el Lager, detallando aspectos organizativos, la falta de identidad (sin pelo, sin nombre, ser solamente un número tatuado sobre la piel), las vestimentas, las jerarquías y en general, la estructura social que surge en situaciones tan extremas.

Mientras leía el libro de Levi llegó a mis oídos la existencia de un documental francés filmado en 1955, que bajo el nombre de “Noche y niebla” recoge una selección de escaso material de archivo recaudado a los nazis, mostrando espeluznantes imágenes de campos de concentración mezcladas con un bello fondo sonoro y las poéticas palabras de Jean Cayrol (antiguo recluso de Mauthausen). De nuevo, un tono sereno para tratar de explicar una barbarie que nunca podremos comprender. Sin duda alguna, un gran documental que ayuda a poner imagen al texto de Levi.

"El trabajo os hará libres" - Auschwitz

Arbeit macht frei” (El trabajo os hará libres) rezaba el cartel que cubría la entrada al Lager de Auswitch. Este extraño e irónico mensaje, que conviene tener muy presente en nuestros días, pretendía (y conseguía) la colaboración dócil de los individuos allí alojados, que en ocasiones ni alcanzaban a comprender la realidad que les había tocado vivir: el ser humano había alcanzado su mayor alto de degeneración diseñando un modo de vida cruento en auténticas factorías de muerte.