Revisando los numerosos archivos que ocupan espacio en mi disco duro me topé con esta “Over the Edge”. A diferencia de otras ocasiones, no tardé en recordar por qué había decidido hacerme con esta película: era una de las preferidas de Kurt Cobain.
La película arranca con una voz en off “Bienvenidos a Nueva Granada, la ciudad del mañana…Hoy”, a modo de presentación de lo que se supone es una población idílica. En contraposición a esta paz surge de la nada el estruendo guitarrero de Cheap Trick y la algarabía de un centro de recreo juvenil, lo cual provoca que olvidemos las solemnes palabras introductorias mientras una sensación de nerviosismo nos agita: tanto caos, tanta juventud… no puede deparar nada bueno.
Aspectos como la incomunicación, la soledad, la incertidumbre, la rabia ante situaciones injustas o la
ilusión de las primeras relaciones sexuales han sido mostrados en innumerables ocasiones en las pantallas de los cines. Sin embargo, hay algo en ese exceso de nihilismo tan inocente que se desprende en esta fantasía homicida que hacen de ella un producto referencial, una de esas obras denominadas “de culto”, de la que podemos encontrar rastros en posteriores abrasiones adolescentes como “Kids” (Larry Clark, 1995) o “Gummo” (Harmony Korine, 1997).
Independientemente de la calidad que cada uno podamos percibir del film, resulta interesante pararse a saborear pequeños detalles como la actuación de un Matt Dillon debutante, que desde el primer momento desprende un aura magnética o la extraña presencia del personaje secundario Johnny, que con ese look de melena rubia y gafas chillonas parece un pequeño Kurt Cobain (¿casualidad?).
No obstante, el aspecto más llamativo para un fanático de la música como yo, resulta ser esa banda
Dándole vueltas a este 2011, me he dado cuenta de que precisamente la banda de Rockford ha sido una de las que más me han acompañado a lo largo del año, puesto que tuve que hacer los deberes de cara a su actuación en el Azkena. Siendo sinceros, el concierto me dejó un tanto frío debido a un setlist con demasiadas incógnitas, pero eso no va a cambiar mi opinión acerca de los excelentes temas que conforman su trilogía inicial. Curiosamente, en “Over the Edge” encontramos referencias de cada uno de estos discos.
Como ya hemos explicado, la película arranca con el 
juguetón “Speak Now or Forever Hold Your Peace” del disco “Cheap Trick” editado en 1977. El debut de la banda fue contemporáneo al estallido del Punk, género respecto al cual no se queda atrás en cuestión de energía, sensación reforzada por la producción cruda y tosca. Desde el principio, la banda pone sobre el tapete todas sus cartas y entrega grandes gemas de pop rockerizado mezclado con esa locura marca de la casa. Un punto de partida espectacular, en el que a mí siempre me ha encantado el tema “Taxman, Mr. Thief”, con ese ritmo arrastrado y la voz de Robin Zander haciendo maravillas hasta conducirnos al éxtasis final con esa demostración de fuerza.
El film continúa, y mientras vemos como dos chavaletes centran sus fechorías en un coche de policía, vuelve a aparecer la música de Cheap Trick. En concreto es “Hello There” lo que podemos escuchar es lo más agitado de su segundo disco “In Color”, también editado en 1977. Rick Nielsen y compañía entran al estudio acompañados por Tom Werman a los mandos de la producción y el resultado es un disco menos crudo, que aún conservando parte de la energía rockera destaca sobre todo por esas mágicas melodías que tan bien se puede apreciar y disfrutar en temas como “Southern Girls”, “Downed” o la célebre “I Want You To Want Me”.
La última aparición de la banda en el film (hay otro tema acreditado, pero no lo localicé) se trata del gran himno “Surrender”, perteneciente a su tercera obra “Heaven Tonight” (1978). Considerado por muchos su álbum de mayor alcance, en esta ocasión Tom Werman parece dar con la clave, y consigue dotar de profundidad a una producción que completa con detalles preciosistas las melodías y los guitarrazos.
A día de hoy resulta difícil hacerse una imagen real de la acogida que en su día tuvieron estos discos. ¿Será cierto que esta panda de freaks consiguió calar hondo entre los individuos mas enajenados de la juventud de finales de los setenta? Cheap Trick podrían pasar perfectamente como música de fondo en cualquier parrillada cowboy o incluso en esos típicos parques de caravanas ocupados típicamente por chusma subdesarrollada, pero sin embargo su influencia ha sido reconocida por artistas de la talla de Kurt Cobain, Black Francis o los hermanos McDonalds. Ello hace pensar en una sensibilidad y cualidades especiales y quizás tras esa fachada surrealista Cheap Trick lo que representen no sea otra cosa que la sofisticación del White Trash.
