viernes, 20 de julio de 2012

Black Humerus III: Nails

Oigo llanto, veo a mi familia. Lloran por mí, estoy muerto. Comienzo a comprender, estoy despertándome, me llevan a la sala de rehabilitación. Soñar que me muero durante la operación, así de original soy. Me arde el hombro, me duele el brazo. Comienzan a darme morfina. No me atrevo a moverme, tenso todo el cuerpo. Soy una roca nerviosa. Quiero verlo todo, saberlo todo. “Wake up young man, it's time to wake up”.

Mis primeros minutos consiente tras la operación fueron extraños, dolorosos y alegres.

Mear es fácil, solo tengo que llegar al baño. Tengo que expulsar la anestesia. Es importante. Me tengo que poner de pie, caminar hasta el retrete. Ale me ayuda a ponerme en pie, pero algo va mal. Gruño. Sí, gruño como un perro. Me vienen a la cabeza imágenes de perros con patas escayoladas. Gruño y aviso: “Hay algo ahí”. Todo mi brazo está loco, no entiendo nada. ¿Qué trata de decirme? ¿Qué es eso que siento? “Hay algo ahí”.

Da lo mismo, tengo que ir al baño. Camino y me siento en el baño. Algo empieza a ir muy mal. Comienzo a mear, pero tengo ganas de vomitar. De repente todo mi cuerpo suda, el sudor me recorre desde la cabeza, llega a mi nariz y me abandona para caer sobre mis piernas. Tengo la barriga hinchadísima. Se me duermen los dos brazos. Empiezo a marearme, estoy alucinando. Gruño y pienso en Bob, de Twin Peaks. “Abre la puerta”, repito entre gruñidos. “¿Qué puerta?” No hay puerta.

La primera vez que me levanté de la cama tras la operación, tuve una alucinación y delirios. Bastante angustioso para mí, no me quiero imaginar lo que se le pasaría a la pobre Ale por la cabeza.

“Doctor, me han dejado de crecer las uñas”. “¿Ein?”.

Durante todo el tiempo que he estado escayolado, las uñas de mi mano izquierda dejaron de crecer. Nadie supo decirme a qué era debido.

martes, 17 de julio de 2012

John Jacob Niles - My Precarious Life In The Public Domain

En el año 2009 el festival de cine dedicó un ciclo al director estadounidense Harmony Korine. Desconocedor de la obra de este irreverente genio de nuestros días, aproveché para ver varias de sus películas, entre ellas, “Mr. Lonely”. En uno de los momentos más dramáticos de dicho film escuché por primera vez la hermosísima y desasosegante voz de John Jacob Niles, emergiendo de entre las imágenes para subyugar a la audiencia.

John Jacob Niles cantando en Mr. Lonely

Nacido en la primavera de 1892 en el seno de una familia deJohn Jacob Niles fuerte carácter musical, desde muy temprana edad, e impulsado por sus padres, John comenzó a cantar e interpretar viejas canciones tradicionales. Apasionado de la música, pronto se dedicó a la investigación y recopilación de viejas tonadas, desarrollando sus estudios musicales en escuelas de diversas ciudades como Cincinnati, Ohio ó Lyon. En la década de los 20, comenzó a publicar discos tanto con canciones propias como con viejos temas rescatados de la tradición Folk, destacando su faceta como intérprete de la música proveniente de la región estadounidense de los Apalaches. Se mantuvo activo hasta la fecha de su muerte, el 1 de Marzo de 1980.

Desde un primer momento, John Jacob Niles quiso desarrollar el tremendo potencial de los extraños agudos que surgían de su garganta, potenciando ese particular estilo de falsete reverberado fluyendo mágicamente sobre parcas instrumentaciones construidas principalmente con su fiel dulcimer de metálica resonancia. La tradición sonaba oscura y lúgubre, las frondosas John Jacob Niles - My Precarious Life In The Public Domainmontañas descargaban su trágico misticismo desde la gracia escondida en una voz de otro mundo.

Tras mucho indagar, terminé localizando la mágica versión del “The Maid Freed From Gallows” que tanto me impresionó en aquella sala de cine, en el disco “My Precarious Life In The Public Domain”. En dicho trabajo, John interpreta una exigua porción de la colección de baladas recolectadas y catalogadas por el doctor Francis James Child a finales del siglo XIX. Aunque ciertamente se trate de una pequeña muestra del arte de John, hay que reconocer que nos encontramos ante un trabajo intenso y transversal, capaz de entregar al oyente desde piezas históricas hasta sentidas baladas navideñas.

John Jacob Niles

El pasado nos alcanza con melancolía y esplendor a través de la voz y las melodías de John Jacob Niles. Una belleza profunda y distinta, un folk torturado, impedido para la muerte y que con su parquedad nos da testimonio de pureza. Lo que fuimos nos tiene que recordar lo que no necesitamos ser.

martes, 10 de julio de 2012

Black Metal V: Until The Light Takes Us

Varias han sido las entradas dedicadas al Black Metal en este blog y curiosamente, en ningún caso se ha hecho referencia a las bandas fundacionales del género ni a sus polémicas circunstancias. La elevada cantidad de prejuicios que rodean al género hacen del mismo un tema difícil de tratar, idóneo para hacer el ridículo, y cuya enormidad me hace sentir como un mero aprendiz, incluso un advenedizo.

Until The Light Takes Us - Poster

Sin embargo, he de admitir que la temática me resulta fascinante, y cada cierto tiempo me gusta perderme por la red en busca de nuevo material que me ayude a profundizar y destripar las circunstancias que rodearon la génesis del género.

Desde hace ya algún tiempo tenía ganas de hincarle el diente al documental “Until The Light Varg Vikernes - BurzumTakes Us”. Ubicando a Gylve (Darkthrone) y inefable Varg Vikernes (Burzum) como maestros de ceremonia, el documental se articula en base a la rememoración de ciertos capítulos especialmente relevantes (y bastante conocidos, para que lo vamos a negar) en el desarrollo de la escena noruega. Hay tiempo suficiente para rememorar la figura de Dead, el otrora cantante de Mayhem, y su suicidio (mítico es el disco cuya portada presenta una foto de su cadáver), para hablar de los truculentos escándalos que envuelven la figura de Varg (ya sabéis, asesinatos y quema de iglesias), para reivindicar la importancia e integridad del legado musical de Darkthrone o para recordar cómo Euronymous, desde su tienda de discos Helvete, consiguió convertirse en una especie de guía espiritual de la escena en aquellos intensos años.

Indudablemente, una recopilación de grandes momentos a duras penas podrá Dead - Mayhemabarcar la intensa actividad blacker de aquellos años, y seguramente, ese no sea el objetivo del documental. Más bien creo que nos encontramos ante una reflexión acerca de la influencia social y artística del movimiento y de las causas que lo impulsaron decididamente hace ya unos 20 años.

No se puede negar que en la mayoría de las ocasiones, y ésta no es una excepción, el aspecto musical e incluso el visual quedan opacados por la violencia de las circunstancias tangenciales, pero no debería ser así. En este respecto, echo de menos una mayor investigación sobre bandas como Emperor o mis adorados Ulver, pero me han gustado los apuntes a Bathory como percusores del género, o el reconocimiento de Euronymous como creador del “típico riff black”. También es destacable el retrato de Gylve como músico profundo, siempre en busca de la un nuevo sonido alejado de las comodidades presentes en la escena Death de aquellos años ó la importancia de las aportaciones visuales de Dead, creador del “Corpse Paint” y de la actitud extrema sobre el escenario.

Mayhem

En conclusión, este documental de factura independiente, ideal para pasar una fría tarde en Sundance, nos vuelve a presentar la fascinante historia del Black Metal noruego, y nos vuelve a dejar sorprendidos por su crudeza y trascendencia.

sábado, 7 de julio de 2012

Black Humerus II: Hospital Nights

Cinco largas noches he tenido que pasar en el hospital debido a mi rotura de húmero. Cinco noches de espera, lo único que se puede hacer en un hospital. En ese tiempo, tres fueron los compañeros de habitación, y para mi desgracia, o bien ellos mismos, o bien sus acompañantes, eran expertos dominadores del arte del ronquido.

Tras una primera noche aciaga, que pese a los tranquilizantes y demás farmacología, devino en black humerous nails 1una tragedia de insomnio nervioso, decidí buscar remedio para tamaño entuerto. Fue de esta manera como entregué mis dolorosas noches de hospital al espíritu de la música.

Mi reproductor de mp3 tiene una capacidad importante y un contenido muy heterogéneo, lo cual garantiza una reproducción aleatoria llena de contrastes, y así fue. He de admitir que pese a que en ciertas ocasiones, el efecto sedante que pretendía tornó en jolgorio interno (porque a ver quién es el guapo que reduce el ritmo de sus constantes vitales al ritmo de, por ejemplo, black humerous nails 2un “Can't You Hear Me Knocking”), la estrategia resultó efectiva e incluso me proporcionó unas cuantas sorpresas y sensaciones, por decirlo de alguna forma, “alternativas”.

Como loco obseso de la música desde hace más de 15 años, nunca he desaprovechado una ocasión para ponerme un cd o lo que sea. Sin embargo, en esta ocasión me encontraba reticente, más que nada, por no asociar lo escuchado al dolor y la angustia. Nada más lejos de la realidad, será difícil que recuerde mal los instantes de duermevela que disfruté con los gritos de Quorthon, la rabia supurada de “Transilvanian Hunger”, la intrigante magia de “Out of the Mountain” o del enorme Johnny Cash (“I Hung My Head” y “Ain't No Grave (Gonna Hold This Body Down)” las escuché poco antes de entrar en quirófano). Y obviamente, “Sister Morphine”.

Son las doce de la noche, llegan los tranquilizantes y los últimos antibióticos del día. La simpática enfermera siempre me dice lo mismo: “Me gusta mucho esta combinación de medicamentos, ya verás”. Apagamos las luces, trato de buscar postura, comienzo a sudar. Mi fiel compañera me pregunta si necesito algo. “No, gracias”. Más calor y un hormigueo atroz llegan a mi brazo. Las medicinas comienzan a hacer efecto. Arranco mi mp3. Hipnos y Apolo. Volar.

“Here I lie, in my hospital bed.

Tell me, Sister Morphine, when are you coming round again?

Oh, I don't think I can wait that long.

Oh, you see that I'm not that strong"

domingo, 1 de julio de 2012

Black Humerus

Con un pulso me he roto el húmero. Un pulso largo, a mano cambiada. Un juego de niños grandes, mucho más peligroso de lo que yo pensaba. Un periodo largo de aguante, un instante en el que decidí cargar con fuerza en mi brazo izquierdo y entonces, un estruendoso crujido que se encargó de absorber toda la energía, el calor y el “orgullo” que confluían entre nuestras manos, la mía y la de mi contrario.

broken humerus

Me levanté inmediatamente, aturdido e incapaz de comprender la realidad deforme que se balanceaba en un péndulo de carne: “¿Y esa mano? Ah no, es un brazo entero. ¿De dónde vienen?...soy yo, solamente yo, me he roto”. Me tiré al suelo, comencé a gritar histérico, lloré, sudé mucho. Y el miedo.