Tras las visitas de Marah y Steepwater Band, esta era la tercera gran cita rockera que el mes de Octubre deparaba a la ciudad de Gijón. De la misma forma que con dichas bandas, nos encontramos ante una artista que ya había pisado tierras astures con anterioridad (2009, 2010) y de la que por lo tanto, muchos de los presentes ya habíamos tenido el placer de disfrutar.
A las 22:40 se subieron Eilen Jewell y sus compinches a las tablas del pequeño escenario del Monkey Club, que presentaba un aspecto de gala, con una afluencia importante de público y las incomodidades que ello conlleva. La propia Eilen se mostró sorprendida por el húmedo calor del local, hecho que dio juego a la hora de presentar algunos de los temas que sonaron la noche del Sábado.
Durante la hora y media que duró el concierto hubo tiempo para momentos de festivo Honky Tonk, de pausado Blues y sobre todo, de mucho mucho Country. Fueron pasando los temas de su último disco (“I Remember You”, “Queen of the Minor Ke” ó la aclamada “Kalimotxo”), las versiones (Hank Williams, Loretta Lynn,…) y alguna que otra referencia a su discografía pretérita (“Sea of Tears”).
En todo momento, la deliciosa Eilen se las apaña para acaparar miradas, ya sea cantando y tocando, mediante (demasiado largos) speeches en castellano o dirigiendo a su banda.
En uno de estos monólogos, esta reina de las tonalidades menores nos confesó su debilidad por las canciones de temática triste, y en ese momento cobró un poco más de sentido la adusta presentación de la banda, todos vestidos de lacónico negro, protocolo roto a duras penas por las verdes botas de cocodrilo que calza Jerry Miller o el inseparable collar blanco que tan bien luce en el cuello de nuestra protagonista, y que invita a pensar en un extraña celebración sureña.
Es un placer poder disfrutar de esta artista y su música con tanta frecuencia y de nuevo sólo podemos despedirnos deseando una futura visita.
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