Han pasado más de 5 cinco años desde que Marah se presentaron en Oviedo, en la gira de aquel excesivamente adulado “If You Didn’t Laugh, You’d Cry”. En aquella ocasión, los hermanos Bielanko llegaron a tierras astures respaldados por la que fue seguramente la mejor banda de la que han gozado, y si a eso le unimos el hecho de que la sala se llenó gracias a la entrada gratuita, hay que admitir que aquel concierto fue memorable. Marah montó una gran fiesta, y el público respondió entregado.
Un par de años después, en diciembre del 2008, Marah se acercó en esta ocasión a la villa de Gijón. No andaba muy puesto en los asuntos de la banda y me llevé un susto cuando me encontré con una formación compuesta únicamente por dos personas: Dave Bielanko y Christine Smith. Aquel concierto de carácter navideño no me gustó mucho: aunque Dave se dejara el alma, las bajas se notaron demasiado.
Con estos antecedentes, la banda se presentó de nuevo en Gijón, presentando su último disco “Life is a problem” y con la vuelta de Serge a la formación. Ante una audiencia bastante escasa (andaba Gijón bastante revuelto con la visita del mega-equipo barcelonés de futbol), comenzó la actuación a eso de las 10 y media. No soy un gran fan de los últimos discos de la formación, por lo tanto el setlist me resultó bastante desconocido. No obstante, pude reconocer “Santos de madera”, “Sooner Or Later”, “Within The Spirit Sagging” o mi preferida “The Dischwasher's Dream”.
Durante una hora hora y media, más un par de bises, sobre el escenario del Monkey Club se pudo ver un ejercicio de Rock and Roll efectuado con pasión, plagado de melodías, con cierto deje springstiniano, y para qué negarlo, con bastante desfase.
La vuelta de Serge supone un gran impulso, y aunque la banda en general palidece ante la formación del 2006, la actuación me resultó bastante amena, quitando cierta tendencia a alargar los temas hacia ninguna parte.
Pequeñas bandas como Marah, con sus problemas y sus idas y venidas, hacen que esto del Rock and Roll se mantenga en pie con dignidad y pasión. Estaremos atentos a los próximos movimientos de los hermanos Bielanko y quién quiera que les acompañe sobre las tablas o en el estudio.
PD: Nunca he visto beber tanto a una banda: Botellas de vino, chupitos y muuucha cerveza. La resaca pudo ser dura, aunque esta mañana me los he encontrado por las calles de Gijón tomándose una cañas. A veces, la vida es un problema, pero es mejor tomárselo con filosofía.
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